La consigna consistía en crear un juego de treinta cartas que sean par entre si y una carta que sea diferente al resto y por lo tanto, sin par.
El juego trata sobre la teoría musical, en el cual se deben crear compases de 3/4 y 4/4 con figuras y sus silencios correspondientes. También cuenta con cartas extra, las cuales son figuras musicales que alteran la composición de los compases o la jugabilidad de otros jugadores.
Para la elaboración del reverso de las cartas se buscó un padrón de repetición con una paleta de colores pasteles complementarios
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